Antiguamente, en el lugar que hoy ocupa el Lago de Sanabria, había un pueblo de nombre Villaverde de Lucerna. Cierto dia se presentó en el pueblo un pobre pidiendo limosna (unos dicen que Santiago Apostol, otros el mismo Jesucristo), y en todas las casas le cerraron las puertas, tan solo se compadecieron de él y lo atendieron unas mujeres que se hallaban cociendo pan en un horno. pidió el pobre allí y las mujeres le echaron un trozo de masa al horno que, tanto creció que apenas pudieron sacarlo por la boca. Al ver aquello echaron otro trozo mas pequeño pero aumento aún mas que el anterior, por lo que fue preciso sacarlo en pedazos, entonces las mujeres le dieron el primero que salió. cuando el pobre fue socorrido y para castigar la falta de caridad de aquella villa, dijo a las mujeres que abandonaran el horno y se subieran a un alto porque iba a inundar el lugar. una vez que las mujeres abandonaron Villaverde y se pusieron a salvo, dijo el pobre: "aquí finco mi bastón, aquí nazca un gargallón, aquí finco mi espada, aquí nazca un gargallón de agua", tan pronto como fueron pronunciadas estas palabras, brotó impetuosa el agua, que inundó en pocos momentos a Villaverde de Lucerna, quedando el lago tal y como hoy lo podemos ver. Tan solo quedó al descubierto una isla que jamás se cubre en las crecidas y está situada exactamente en el lugar que ocupó el horno donde fue socorrido el pobre.
Cuentan que todo aquel que se acerca al Lago la madrugada de San Juan y está en gracia de Dios, oirá tocar las campanas de la sumergida Villaverde.
jueves, 24 de marzo de 2011
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